Las escaras, o úlceras por presión, son un problema con el que muchas familias e instituciones lidian a diario. Una úlcera por presión, como su nombre indica, son lesiones en la piel y el tejido inferior que resultan de una presión prolongada sobre la piel.
Esta presión prolongada se produce por una falta de movilidad, que sumada a otros factores como, problemas de sensibilidad, estado delicado de la piel, fricción, humedad, calor… acaban provocando la temida escara, tan dolorosa para el paciente, y tan preocupante para el cuidador.
Es por eso, que en este blog nos vamos a centrar en los diferentes tipos de colchones antiescaras, recomendaremos uno u otro, en función del estado general del paciente. ¿Cómo podemos clasificar al paciente? Utilizando la escala de Braden:
En esta escala se tiene en cuenta diferentes aspectos de la situación del paciente, que nos dará una puntuación con la que valoraremos el riesgo de tiene el paciente de desarrollar una úlcera por presión, y en función de ese riesgo, recomendaremos un producto u otro.
Una escara, o úlcera por presión, es una herida que surge sobre una prominencia ósea (talones, sacro, cabeza…), como consecuencia de la presión y el rozamiento que se ejerce sobre esos tejidos. Dependiendo de la gravedad de las lesiones podemos diagnosticar cuatro tipos de úlceras:
Es importante tener en cuenta que las superficie para el manejo de la presión, bien sean colchones o cojines, se utilizan para prevenir la aparición de la úlcera, pero también como tratamiento a la hora de ayudar a curar y cicatrizar esa úlcera. Pero como siempre, lo ideal es prevenir antes de curar, aquí os dejamos algunos consejos:
¿Cómo prevenir las úlceras por presión? Consejos para el cuidador:
1. En pacientes en situación de riesgo, pida consejo a su médico o enfermera.
2. Aporte una dieta equilibrada con abundantes líquidos y proteínas.
3. Revise, limpie e hidrate la piel a diario.
4. Mantenga al paciente seco, cambiando sábanas y fundas siempre que estén húmedas.
5. Haga cambios posturales frecuentes (cada dos horas), sin arrastrar al paciente.
6. Utilice superficies especiales (colchones y cojines) que reduzcan la presión.