Un accidente cerebrovascular o ictus es una alteración súbita de la circulación de la sangre al cerebro. La interrupción del flujo sanguíneo puede ser por el taponamiento o la rotura de una arteria cerebral.
El tiempo de reacción es muy importante, como es una afección en la circulación cerebral, cuanto más tiempo se pase antes de reaccionar, más afectadas se verán las funciones cognitivas, motoras y sensitivas, entre otras. La rapidez determinará, en gran medida, el grado de discapacidad causado por la enfermedad.
Es una de las causas más importantes de incapacidad permanente en adultos y la segunda causa de muerte (la primera en mujeres). Además, puede provocar secuelas que afecten de manera importante la calidad de vida.
Aproximadamente un 30% de los pacientes pueden tener síntomas previos, de aviso, de escasa duración, llamados «ataques isquémicos transitorios». Es importante su identificación, ya que puede evitar un infarto cerebral posterior.
La prevención debe hacerse a cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 45 años, a fin de identificar los factores de riesgo: diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo, enfermedades cardiacas, etc. Su control reduce drásticamente el riesgo de ictus.
¿Qué tipos de ictus existen?
Puede empezar de manera súbita o gradual. Si la circulación se recupera rápido y el ictus dura menos de 2 horas, hablamos de accidente isquémico transitorio, en este caso se pueden recuperar las funciones prácticamente o por completo.
Tipos de ictus o accidente cerebrovascular:
– Infarto cerebral: se produce por la obstrucción del flujo sanguíneo de una arteria, dando lugar a una disminución del riego sanguíneo en esa parte del cerebro. Aproximadamente, el 75% de todos los ictus son infartos cerebrales. Los síntomas producidos muy incapacitantes.
– Hemorragia o derrame cerebral. Provocado por la rotura de una arteria.
¿Cuáles son los síntomas de un ictus?
– Pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo (cara, brazo y pierna del mismo lado).
– Dificultad para hablar.
– Pérdida de sensibilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo.
– Pérdida súbita de visión en un ojo.
– Dolor de cabeza muy intenso distinto del habitual.
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